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La Máquina

"Pandora Machine City" fuente: Deviantart Los seres humanos vivimos nuestra vida terrenal en compañía de nuestros carceleros s...

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"Pandora Machine City" fuente: Deviantart
Los seres humanos vivimos nuestra vida terrenal en compañía de nuestros carceleros sin saber lo que hay más allá de las ilusiones creadas para mantenernos cautivos. La ciencia, la religión, las costumbres, todo son mentiras creadas específicamente para mantenernos cautivos y no permitirnos ver más allá.

Nuestro mundo, y las dimensiones conocidas, giran en un complejo mecanismo de ilusiones y realidad. Seres y artefactos sagrados y prohibidos forman parte de esta maquinaria que poco a poco se va deteriorando y que, en algún momento, dejará de funcionar.

Metrópolis
Metrópolis es la primera de todas las ciudades y la única. Todas las demás ciudades del mundo forman parte de ella. Nuestra realidad urbana, de hecho, no es más que una parte de la infinita Ciudad Eterna que crece y se extiende como un tumor maligno asimilando más y más fragmentos de otras dimensiones. En sus callejones pueden encontrarse las criaturas que conocemos de nuestras leyendas, partes de otros mundos creados por seres de más allá de nuestra Realidad y dioses olvidados. El Tiempo y el Espacio no son algo absoluto en Metrópolis y, a un tiempo, sirve como entrada a nuestras tres cárceles —Elíseo, Limbo e Infierno— que nos aprisionan en cada estado de nuestro ser: vida, sueño y muerte.

El Elíseo
Lo que antaño fue nuestro Paraíso se ha convertido en nuestra cárcel. Diez mil años de maldad y mentiras han hecho que el ser humano no crea en nada más que lo que le han obligado a ver. Los Lictores y los Nefaritas, enviados de nuestros carceleros, nos vigilan estrechamente. Incluso ellos tienen, a su vez, otros enviados a los que nosotros, en nuestra ceguera, tomamos por nuestros semejantes. Condenados por el Demiurgo a estar confinados en lo que otro tiempo fue nuestro jardín de recreo, el Paraíso se ha convertido en nuestro Infierno particular.

El Limbo
El Limbo es el Reino de los Soñadores. En él, compartimos nuestra estancia con todos los seres y lugares creados en nuestras más horrendas pesadillas. Unos pocos, sin embargo, son conscientes de su poder en los sueños y tratan de recrear en él un mundo más agradable que la Realidad que contemplamos al despertar. Sin embargo, estos intentos suelen verse truncados por la maldad, el odio y la envidia que rodea a los Seres Humanos por parte de nuestros implacables Carceleros.

El Infierno
Más allá de la muerte, nuestro cautiverio aún continúa. Bajo un sol muerto, las almas de los difuntos son torturadas en noches sin fin hasta que todos los recuerdos de su vida anterior han sido borrados a través del dolor extremo e impenitente. Antaño el Infierno estuvo lleno de pecadores pero, actualmente, la Humanidad ha variado su percepción del Mal y son cada vez menos los que atraviesan sus ardientes puertas. Ávido de tortura, el Príncipe del Infierno quiere entrar en el Elíseo para reunir almas que torturar a placer en sus diabólicas máquinas.

El Laberinto
El Laberinto es accesible desde cualquier parte de nuestra realidad. Todos los laberintos que conocemos, y los que ignoramos, desembocan en éste. Sus pasadizos mantienen unidas todas las partes de la Máquina y nadie sabe dónde termina, si es que tiene algún tipo de final. Este es uno de los caminos para alcanzar la bien resguardada Ciudadela del Demiurgo, el centro de la Realidad Verdadera y donde se encuentra el Libro de la Creación, un tomo por cuya posesión cualquier sacrificio es poco. Uno de los lugares más temibles que pueden encontrarse atravesando el Laberinto es el Achlys.

El Achlys
Este lugar —que no es un lugar en la acepción que tenemos de tal palabra— se encuentra más allá del tiempo y del espacio y sólo es accesible a través del Laberinto. Es la Nada original que ya existía antes de la creación. Todo aquello que es atraído por el Achlys deja de existir, nunca existió y nunca existirá. Nada, ni materia, ni tiempo, ni energía, pueden escapar de su terrible poder. Algunos cultos y ciertas criaturas, adoran al Achlys como a un dios y custodian celosamente los caminos que conducen a este anti-lugar.

Los Palacios
Los Palacios, tanto las torres de altura infinita de los Arcontes que se alzan hacia los cielos como las fosas que se hunden en lo más profundo de los Infiernos de los Ángeles de la Muerte, son la personificación física del poder de dichas entidades. La destrucción del Palacio no supone la destrucción de estos seres, pero sí a la inversa. El estado en el que se encuentren estas ciclópeas edificaciones son indicadores fieles de la fuerza y el poder del Arconte o del Ángel de la Muerte al que pertenece. Lleno de sus servidores, todos ellos se encuentran influenciados por el principio al que sirven. Sus cámaras, galerías, salas y mazmorras parecen extenderse infinitamente en su interior pues, como ya se ha dicho, el espacio-tiempo no es como creemos.

Existen centenares de lugares y seres que merecerían párrafos y párrafos para ser expuestos. Como los Cronitas, pequeños parásitos que se acoplan a nuestra muñeca y que nos distorsionan el sentido del tiempo, o los Tecrones, los únicos seres que se encargan de arreglar una Máquina que se cae a pedazos, o dioses y seres de otros lugares tan alejados de nuestra Realidad que ni siquiera habían oído hablar de la Humanidad.

Kult es un mundo de desesperanza, de caos, de muerte y dolor, donde incluso la mejor de las intenciones acaba convertida en un desastre que invita a no actuar a la siguiente ocasión… lo que provoca igualmente una desgracia como la que podríamos haber evitado.

Poderes que están más allá de nuestro entendimiento nos vigilan, juegan con nuestros sueños y esperanzas, y se ríen de nosotros.

Pero, algún día...
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